sábado, 2 de octubre de 2010

LA FUERZA DE TUS PALABRAS, JUANY ANSELMI


"La fuerza de una palabra no la adquieres de quien la pronuncia sino cuando la haces tuya. Es entonces cuando los que la ofrecen, tienen la firme convicción de que algún día su voz dejó una huella en el pasado"

Intento definir la enorme reflexión que Juany Anselmi promovió, con su texto y música, en mi interior más profundo. Desde San Martín de los Andes, Argentina, Juan Ignacio Anselmi me obsequió mucho más que palabras y reflexiones: me ofreció su amistad, su experiencia, su gentil apoyo a este proyecto.
Cultivar amistades es mi ideal de oficio, cosechar sus frutos, mi realización como ser humano. 
En reconocimiento al extenso trabajo, meticuloso, abrasador, cálido, reparador del espíritu cuando éste se siente desfallecer, de Juan Ignacio, publico sus palabras como muestra que el polvo de las estrellas extiende su manto arrobante sobre nuestras almas.

NO SABRÍA DECIR

“No sabría decir”, seria la frase mas perfecta en este momento para ser utilizada por mis labios, el tiempo que ha transcurrido veloz, pero a su vez, permaneciendo tan estático en la vivencia adormecida de la memoria, que no llega a cuenta de ser percibido en la piel como un día mas; La relación de los hechos, un lugar, un viaje, un paisaje, y todo sigue su rumbo, aunque ya no se recuerde cual era el destino, o ¿para que?.


“No sabría decir”, seria la excusa mas respetable para no hablar de lo que no comprendo, de lo que no he pensado y lo que no he querido siquiera en sueños sentir, mirar o disentir, acoplarme de un equipaje que no me corresponde evitando mi reflejo, y encontrarme frente a una foto adolescente abofeteando mis piernas, y en cada una de ellas, mis pasos calcados y repetidos.

“No sabría decir, seria la expresión perfecta para no hablar de lo que no quiero, o de lo que no puedo, sin enfadarme, sin celar a mi razón en cada palabra que obligo a ser pronunciada, cada sonrisa, cada enojo sino conmigo mismo, cada vez que el sol cae y comienza otra vez, mi indiferencia disfrazada de distracción a cobijarme, si de todos modos, no seré notado gracias al antifaz que aun me cabe.

“No sabría decir”, seria la causa por la que me he abandonado, aunque la conociera como la palma de mi mano, la que nunca volví a mirar, la que sostuvo trofeos y diplomas, y de vez en cuando, acariciaba escenarios, pero eso si, yo era quien la dirigía.

“No sabría decir”, seria la motivación para dejar este todo que es la nada misma en mi mirada, una moda, una forma de hablar, de consentir y complacer sin egoísmo, sin levantar la copa en un brindis, sin dejar de contemplar la llegada del taxi para volver al exilio de mi lengua filosa de vocabulario hostil.

“No sabría decir”, seria la ironía para no escuchar los mismos relatos una y otra vez, que datan desde aquí a nunca jamás, y volver a zambullirme en las saladas aguas del mar para curarme de mis propias heridas de amor, y dos gotas de luna refrescando mi rostro, para no perder nunca la sensualidad, disfrutar como siempre la edad florecida, y no tener miedo de arquear mi ceja frente a sus ojos por describirse poco para mi, cuando en realidad lo es todo y mas, en mi universo de cometas y calidos otoños.

“No sabría decir”, seria la explicación a lo que se finge o pretende, las luces de la ciudad, la sorpresa, inclusive a veces hasta la familia, que como un dulce vals mientras nos abraza, nada, es la única palabra habitando en la recamara, y en silencio nos convertimos en secreto, para no ofender susceptibilidades.

“No sabría decir”, seria la permisión usurpada, para que otros digan sobre sus creencias como ídolos caídos en una guerra sin réditos, sobre un análisis exhaustivo de lo que solo mostramos y nadie mas sabrá, que sin hacernos dueños de una fama, nos han recostado a dormir sobre laureles dorados o grises, pero sin olvidar, que al juzgar a otros, también somos juzgados, y ¿Por qué?, alguien puede otorgarle mas valor a una suposición que a una realidad, cuando la respuesta depende únicamente de la pregunta.

“No sabría Decir”, seria la simpleza de un abrazo, un beso, o el placer otorgado en una caricia por seres humanos que somos, y así, no incitaríamos a la desconfianza a sentarse en nuestra mesa, como mas de una ocasión lo hemos hecho dejando que los columpios y toboganes en las plazas, se opaquen perdiendo el privilegio de nuestra infancia, nuestra presencia límpida y pura en un mundo lleno de paraísos.

“No sabría decir”, seria la oportunidad a no perder la esperanza, a leer cuentos de hadas y correr junto a la amistad, sin maldades ni traiciones, porque si nosotros existimos, también hay personas como nosotros poblando el territorio, mas allá de la óptica de cualquier telescopio.

“No sabría decir”, seria la aclamación entonces en la frase misma, sin llegar a conjunciones o intencionalidades, pero ¿como exponerlo?, si en una basta y hasta extensa explotación, como lograría el entendimiento ajeno, si… no sabría decir.



Trabajo tomado de su blog: http://juanignacioanselmi.blogspot.com/, el cual recomiendo.

¡Gracias Juany! ¡Bienvenido a tu nuevo hogar!

Arturo Juárez Muñoz

4 comentarios:

  1. Felipe Munguía Santander3 de octubre de 2010, 16:51

    Muy distinguido Juan Ignacio:
    Recibe mi más sincera felicitación. Tu trabajo es excelente y prometo seguirte en tu blog.
    Soy mexicano de Cd. Acuña, Coahuila, y gusto de la profundidad en los mensajes.
    ¡Un abrazo!

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  2. Deseo extender una calurosa felicitación a Literalia México por incluir entre sus colaboradores, a personas tan distinguidas y exitosas.
    Juany Anselmi, particularmente, me mueve a reflexionar acera de situaciones muy privadas, muy íntimas, con un enfoque fresco y renovador.

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  3. Gracias Arturo por incluirme en tu mundo, es muy gratificante, tanto que sorprende a mi inocencia negada a abandonarme, gracias tambien Felipe y Araceli, son unicos esos momento en que mi pulso se conecta con los latidos de mi corazon ... y unico cuando se lo valora de esta manera ...gracias!

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  4. Querido Juany:
    Estuve en tu blog y se fortaleció mi convicción de tu enorme sensibilidad y contundencia en cada una de tus palabras.
    Te admiro y estoy feliz de haberte conocido.

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