jueves, 22 de agosto de 2013

EL PORTARRETRATO





















Lo que fuera luz, hoy es tan solo resplandor desfalleciente de un ayer que se niega a abandonarnos. Las manos, que ayer fueran artífices de caricias y puntas de alas al volar, parecen pertrechadas y enjutadas en nudos de huesos soldados por el tiempo.Y allí, en esa guerra fría que sacude la osamenta por entero, por si faltara, libramos aún la penúltima batalla... antes de morir para siempre.



Temblorosa la voz,
te digo adiós en esta noche que no tiene prisa alguna.
En el atril, detrás del florero naranjado,
tu pelo aún ondea con el ardiente resplandor de tu fotografía.

Me detengo a mirar los pendientes que dejaste
olvidados sobre tu mandil,
la última noche en la cocina.

Y me pregunto: ¿dónde quedaron las promesas que parecían
verdades tan enteras, tan promisas, tan sinceras?

Tendré que despuntar entonces el pañuelo con mi nombre;
rasgar el velo que cubre tu sonrisa
y solazarme con mirar,
casi en oscuras,
tu cara de ángel descorrerse en la ventana.

Será que el último día en nuestras vidas,
fue por igual, 
parvada de viejas golondrinas.


Arturo Juárez Muñoz
Literalia México




1 comentario:

  1. La belleza de la evocación se cuela por la noche que transcurre "sin prisa alguna" para regalarnos un recuerdo en cada palabras, mandil, pendientes, fotografía antigua, y despedirse en la nostalgia de ese último día, "parvada de viejas golondrinas". Pocas veces he sentido al poeta tan íntimamente cercano, tan próximo a todo lo que se resiste a alejarse de nosotros.
    Con un abrazo.
    Salud.

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