¡Ahogada de piedras, tu garganta,
resuella en estertor de muerte ingrata!
Tú, que en las pocas primaveras que poblaste el alma
de los campos, de la lluvia, de las rocas,
hoy pareces fallecer entre los brazos exangües del único
sostén
que te separa, del tibio camastro donde reposar tu cara.
Frontera del dispendio de amargo y ocre estruendo
de las bombas, de los huertos, de las rosas,
que al igual que tú ceden su sangre,
para volverse polvo, fuego y savia.
¡Ay, si pudiera pedirte perdón por la malaria
que asfixia la atmósfera del juicio
falaz y deletéreo del hombre insano!
De ése que sentenció tu vida,
a sucumbir en ecos de estallidos,
una mañana de febrero ya sin alma.
Arturo Juárez Muñoz
Literalia México
En ocasiones me resisto a considerar bello un poema que aborda un tema tan lastimoso y oprobioso como el presente.
ResponderEliminarLa fotografía pertenece a los bombardeos en Siria, pero quisiera que fuese el Planeta Júpiter.
Me apena enormemente la desgracia que viven ta indefensos seres humanos.
Solo nos resta elevar una voz, una plegaria... y una denuncia.
Aprecio la sensibilidad del poema.
ResponderEliminarSobrio, implacable, eleva una queja muy sentida por todos nosotros.
Gracias por este momento de reflexión.
Se me hace un nudo la garganta...
ResponderEliminarCuántos como ella desfilan en los paredones de muerte de la injusticia humana.
Anastassia:
ResponderEliminarMuy hermoso pensamiento al desear que estas escenas fuesen de otro planeta y no del nuestro.
Lamentablemente no es así.
Gracias por tus profundas palabras:
Arturo
Cassandra:
ResponderEliminarEres muy gentil. Agradezco tu opinión y paso por este poema.
¡Gracias!
Arturo
Víctor:
ResponderEliminarTremendo concepto de los paredones de la muerte de la injusticia humana.
¡Gracias por sumarte!
Arturo
Tendremos que asumir la derrota del crimen de la guerra, todos sus daños, todas sus heridas, todas sus víctimas. No podremos avanzar como Humanidad mientras no demos un paso más para desterrar la violencia y rehabilitar la justicia y la solidaridad. Tu poema empuja en la buena dirección.
ResponderEliminarCon un abrazo.
Salud.
Querido Julio:
ResponderEliminarBellas tus palabras de profunda reflexión.
Inexorablemente, pareciera que el hombre parece acostumbrarse a estas manifestaciones de soledad y abandono en el medio de guerras internas, como si fuesen escenarios lejanos o improbables de sufrir en carne propia.
Agradezco tu paso siempre amable y generoso:
Arturo