jueves, 20 de noviembre de 2014

EL LOCO


























La vida cumplió sus amenazas;
Le ató las manos y le atrapó los sesos,
En esas rejas blancas donde encierran a los necios,
a los locos, a los viejos…

Vayan trayendo leña verde
El loco ha vuelto a despertar del sueño…

Aquel hombre de gesto retorcido,
amenaza, fuego, suicidio,
Logró zafarse de ataduras falsas,
para volver a su prisión de hierro.

Vayan trayendo leña verde
El loco ha vuelto a despertar del sueño…

Y es que al silencio lo volvió murmullo
y al murmullo lo convirtió en estruendo;
Aquél que nada dijo y hoy lo dice todo,
aquél que incendia horizontes con el dedo.

Así las cosas en este mundo ciego;
los locos son callados por mirar al cielo;
libertad, estrella mortecina, 
que es apagada con el fuego.



Arturo Juárez Muñoz
Literalia México, 2014





6 comentarios:

  1. Intenso; imaginativo; este poema nos permite pensar en muchas vertientes, y por ende, muchos significados.
    Enhorabuena:
    Cass

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  2. Me agrada notablemente la idea de imaginar a la sociedad medrosa, timorata y cobarde que tiene miedo de enfrentar una verdad oculta y reducida.
    Bien. Arturo

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  3. Estimada Cassandra:
    Eres muy gentil con tus calificativos. Agradezco tu visión y espero se hayan despertado intensas emociones.
    Saludos

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  4. Muy apreciable Ernesto:
    Comparto tu apreciación y sentido que le has otorgado a mi trabajo.
    Mil gracias:
    Arturo

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  5. Me retrotrae a épocas inquisitoriales en las que cualquier verdad alejada de la ortodoxia era perseguida y castigada. La sociedad que tiene que acallar así la voz y la verdad del loco, está perdida. Ni a don Quijote (y de paso a su autor, Cervantes) infligieron semejante castigo. Siempre oportuno tu verso y tu poema, Arturo.
    Con un abrazo hasta el inmenso México.
    Salud.

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  6. Querido Julio:
    Tú sabes perfectamente cuánto admiro tu sensibilidad y calidad poética, pero sobre todo, tu inteligencia.
    En estos momentos, que ya parecen eternos o de siempre, México vive momentos inmensamente difíciles.
    Baste decir ¡Gracias, querido amigo!
    Un abrazo:
    Arturo

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