jueves, 28 de febrero de 2013

IMAGINÉ






















"Los sueños se esparcen por los aires
para recordarnos que somos hijos de los vientos"



IMAGINÉ

Imaginé,
          sentado a la vera del camino,
                     una ruta sin rumbo,
                     una luz sin destellos,
                     una voz en silencio.

Imaginé
          tan sólo por tener el don
                     de imaginar, de pensar, de ser ajeno
                     a todo aquello que se cicla y se repite
                     con el eco,
                     y que se expande como anillos
                     monótonos al tiempo:
                     sin rumbo
                     sin luz
                     y sin anhelos.

Imaginé
           lo nunca jamás imaginado;
                     lo tuve por cierto,
                     por puro
                     y valedero;
                     tal vez jamás ha sido tarde
                     para abandonar el centro
                     e intentar ser más yo,
                     más mi voz,
                     ... más mis propios sueños.


Arturo Juárez Muñoz
Literalia México
Febrero 2013

viernes, 8 de febrero de 2013

TE FUISTE UN 14 DE FEBRERO

Fotografía de Gustavo Osmar Santos



















No, no es poesía negra. La crudeza de los sucesos que impactan nuestras vidas, bien debe considerarse una oportunidad de profunda  reflexión. Bajo esa perspectiva, el presente poema intenta evocar, en forma de trágico trance, la despedida que damos a las cosas hermosas que nos ofrece la vida.
Nada es eterno, ni para siempre, porque la eternidad es un horizonte infinito y nuestra existencia tan solo una pausa entre el ayer y el mañana.
Te fuiste un 14 de febrero no es poesía negra, es una esperanza de aprecio y alegría por recibir con humildad aquellas experiencias que nos permiten atesorar felicidad, a cambio del dolor de… llorarlas en su partida.



TE FUISTE UN CATORCE DE FEBRERO

Te fuiste un 14 de febrero.
Tu sombra fue la última en salir para sumarse al vacío de la nada,
ya no quise seguir tu estela en el estero;
adusto el rostro y ciega la mirada.

Mis manos, que otrora fueran artífices del barro de tu cuerpo,
hoy sólo son grotesca fantasía;
enjutas sus venas fundidas en el mármol,
de la máscara de tu faz perfecta.

Aprenderé entonces a besar tu silueta descarnada;
abrazaré la piel desnuda de tu espalda,
a morder tus labios y tocar tu sonrisa desdentada,
mientras miras apacible la orilla de tu cama.

Viviré entonces así,
condenado a ver florecer el limonero,
a sembrar la semilla de tu amor,
y esperar a que partas en la víspera,
del catorceavo día… del lóbrego febrero.

Arturo Juárez Muñoz
Literalia México
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