martes, 21 de septiembre de 2010

EL COLOR DEL ARCOIRIS

Nery Aragonés Sánchez, nacida en Madrid, alicantina por adopción, da la impresión de practicar el arte de sonreír a la vida, a los amigos, a las manifestaciones de la naturaleza como lo es un arcoiris.
Su sensibilidad la distingue como una mujer excepcionalmente poética. Conócela, lo menos que te vas a llevar después de leerla, es una sensación de fraternidad y empatía desbordante.

En agradecimiento a la visita de tan gentil escritora, reproduzco este artículo editado en su blog: http://naragones.blogspot.com/p/otros-relatos-breves.html

El Color del Arcoíris


Cuenta la leyenda que sentado sobre sus propias rodillas, la deidad creadora del cielo y la tierra se encontraba triste. La humanidad carecía de los valores que les otorgó en su creación y se encontraba incapaz de hacerles recapacitar, no encontraba fórmula alguna de recordarles que todo, el sol y la luna; el mar y los ríos; las plantas y los animales… debían ser respetados como ellos mismos.
Las civilizaciones se sucedían a medida que el caos dominaba el mundo. El ego del hombre se había apoderado de él mismo; el orgullo les convertía en seres incapaces de aceptar u ofrecer una disculpa; la imaginación, el instrumento más poderoso de los que les había otorgado, creada como alimento del alma, había mutado a un arma de destrucción masiva, funcionando día y noche con objeto del beneficio propio.
Cuando las eras del hombre se habían sucedido repetidamente, una idea comenzó a madurar en la mente del creador. Un símbolo podría bastar para aplacar la ira del hombre y así, hacerle recordar que la vida es un regalo que debe valorarse y ser digno de aprecio y admiración. Debería ser algo hermoso y efímero, incapaz de ser reproducido por los que se habían tornado seres banales y egocéntricos… Ya que el tiempo no era considerado un obstáculo, fue madurando la idea que comenzaba a brotar; pudiera ser que un haz de luz, mezcla perfecta de la lluvia y el sol, les recordara que hay algo más allá de sus caprichos y sus deseos, que la belleza del mundo que habitan es infinita y que, si bien debían disfrutar el don de la vida que les había sido otorgado, cuidar de la creación y su delicada hermosura divina era su deber más sagrado.
Y así, cuando las nubes nos bendicen con su aguacero y el sol tímido, se vislumbra entre las nubes, un haz de colores nos deleita recordándonos el sutil equilibrio que nos rodea.
Cuento presentado en el I Concurso de Microcuentos de la Diversidad.

8 comentarios:

  1. Me parece muy hermosa la figura que usaste para darle al arcoiris un sentido poético, idealista, celestial.
    Por otra parte, visité tu blog y me pareció lindo, lleno de colorido y con el sello grandioso de tu sonrisa.
    ¡Felicidades, Nery!

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  2. Muchas gracias Ave Fénix, estoy resurgiendo de mis cenizas yo también.
    Un fuerte abrazo.

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  3. Betty Pulido San Martín1 de octubre de 2010, 21:21

    Querida Nery:
    Me siento muy identificada contigo. Tu forma de pensar me parece de lo más actual y accesible para mí. Espero que nos apoyes a los que intentamos seguir tus valerosos pasos. Bye

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  4. ¡Muchas gracias Betty!
    No dudes en que tendrás mi ayuda en lo que humildemente pueda ayudarte.
    ¡Ánimo!

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  5. Juventino Montes A. (Tamaulipas)4 de octubre de 2010, 19:20

    Nery:
    Ya sé de donde sacaste el tema del arcoiris.
    ¡De tu sonrisa!
    Eres bella de corazón, de sentimientos, pero más por que irradias ternura

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  6. Qué palabras tan hermosas Juventino, me has sacado los colores... ¡gracias!
    Espero que visites mi blog y te gusten mis relatos y poemas.
    Un saludo.

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  7. Enhorabuena! Tu sensibilidad es invidiable, tu imaginación deseable y tu calidad imparable.
    Un afectuoso saludo.

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  8. ¡Muchas gracias!

    Deduzco que eres el mismo "puntos" que, asiduamente, visitas mi blog, regalándome siempre bellos comentarios. De verdad gracias.

    Intentar ser escritora en los tiempos que corren, es cuanto menos difícil y, sin elogios (espero que sinceros) como los tuyos, temo que finalmente terminaría abandonando tan aventurada apuesta.
    Un saludo y, nuevamente, gracias.

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