SEGUNDA ASIGNACIÓN DE LIBROS

Era sábado por la noche. Reunidos alrededor de la mesa que ofrecía la más vívida imagen citadina, mis entrañables amigos y un servidor, parloteábamos bajo el influjo mágico de sendas tazas de café.
Por cierto, México produce magnífico café, exportándolo a cerca de 40 países. Aunque se sabe que las variedades más importantes son la arabica y la canephora, nuestro país cuenta con éstas más algunas variantes como el caracolillo, el cual brinda un tipo de café gourmet de suave y delicado sabor.

Dentro de los muchos temas que tocamos aquella noche, uno de mis amigos tocó el relacionado con el desarrollo del proyecto Literalia, principalmente en torno a la convocatoria Te regalo un libro, que ustedes amigos lectores, saben de su mecánica.
Al exponerles que sentía una gran satisfacción por los resultados obtenidos, otro mencionó que le parecían muy pocos los que participaban en cada oferta de libros. Inmediatamente contesté que ello era verdad, pero que mi ideal no era regalar libros a diestra y siniestra, sino todo lo contrario, que mi cometido era propugnar el desarrollo de la cultura de opinar alrededor de un tema en particular.

El día de ayer fueron otorgados los libros: La piel del cielo, de Elena Poniatowska, y que mereció ser ganadora del premio Alfaguara 2002 , así como la novela de Mario Vargas Llosa, El paraíso en la otra esquina. Los ganadores fueron Alejandro y Margarita Alba, respectivamente, a quienes felicitamos cordialmente por su entusiasta opinión que les valió ser considerados vencedores.

Al respecto me surgen dos pensamientos. El primero, que no se puede ocultar que como país, carecemos de una cultura por la lectura, y por ende, nos abstenemos de opinar al respecto. Sin embargo, estimo que algo debemos intentar, no importa si nuestra participación es sencilla y naciente, pero propositiva.

La segunda reflexión va dirigida hacia nuestros jueces otorgantes, quienes han comprendido que nuestro esfuerzo y objetivo son valederos, sencillos, pero llenos de ilusión por mejorar las condiciones antes mencionadas. Gracias a Don Álvaro Ancona (México), juez otorgante del libro La piel del cielo, quien ha brindado para nosotros su simpatía y apoyo sin límite, a pesar de las múltiples ocupaciones que su exitosa carrera le imponen.
Asimismo, la gran pareja formada por Gladys Acha y Sergio Soler (Argentina), que nunca han cuestionado cantidad y calidad de participantes, pues con actitud empática y profesional, han llenado de alegría, calidez humana y vasto conocimiento de literatura, los espacios a los que han sido invitados.

Finalmente, a todos los actores de esta convocatoria, mi más sincero agradecimiento y aprecio por su tiempo, convicción y compromiso por intentar cambiar el status de nuestra realidad.

Arturo Juárez Muñoz