AEROPUERTO
Las personas no se van,
no mueren,
solamente se trepan a un avión
y prometen volver
una mañana.
Sus ojos permanecen
quietos y serenos;
sus manos ya no se agitan
porque descansan
de tanto volar
en círculos sobre su almohada.
Y si caminan,
rasgan el velo de las sombras nocturnas
hasta volverse bruma,
incienso,
alborada.
Y sus objetos preferidos,
cuales símbolos de paz enamorada,
se dejan llevar por el dulce y sereno
vientecillo que se cuela
por entre la ventana.
Las personas no callan
no desaparecen,
solamente se elevan por los aires,
y en una primavera cualquiera,
vuelven a batir sus alas sobre la cañada.
Arturo Juárez Muñoz
Literalia México, 2013
Me has dejado una paz en el alma que no sé cómo agradecerte. Es hermoso, muy hermoso este trabajo tuyo, Arturo. Gracias por todo.
ResponderEliminarSalud.
Querido amigo Julio:
ResponderEliminarLa sencillez y bondad de tu corazón te hacen sensible a las palabras.
La vida, por su parte, te ha dejado huellas que te seguirán por el resto de tu vida.
Y en esa conjunción de amor y realidad cotidiana, se mecen los momentos que nos hacen llorar, extrañar, recordar con vehemencia a aquellos seres que nos cobijaron en nuestro andar nuestro propio camino.
¡Gracias de todo corazón! Tus palabras te ennoblecen, mientras me complace imaginar que coincidimos en un espacio de la poesía.
Con afecto y enorme admiración:
Arturo